Datos personales

miércoles, 2 de octubre de 2013

No cometas los fallos que yo cometí...


Persigue tus sueños pero sin ponerte en peligro ni a ti, ni a tus seres queridos, ya que éstos son los que quedarán al final del camino y necesitarás compañía para compartirlos.

Toma tus propias decisiones y respeta las de los demás, todas son buenas desde el punto de vista de cada uno. Si lo piensas fríamente…¿qué te importa lo que otro opine si tú lo tienes claro?

No te desvíes de tu foco, ni permitas que nadie te desvíe por muy experto que sea. La historia dice que los expertos son expertos en rectificar.

Si no te sientes a gusto en un sitio, márchate a otro, pero no te mantengas en la queja toda tu vida sin mover un dedo. El tiempo no entiende de buenos o malos tiempos, su misión es pasar sin detenerse, no tiene sentimientos, solo es algo irremediable. Por eso, todo el tiempo que pasas estancado en la queja sin mover un dedo, es tiempo que pierdes tú, nadie más. Sí es cierto que puedes calmar tu pena con algún amigo, contándole lo cruel que es la vida contigo, pero al final, esto también acaba siendo tiempo perdido. Recuerda que el tiempo no se para ni por ti, ni por nadie.

En tu entorno hay muchas cosas que están fuera de tu control, como puedan ser otras personas, pero aunque no tengas el control sobre éstas, sí que puedes influenciar en ellas, por medio de tu voluntad, mediante un cambio de actitud; esto puede hacer que te hagas visible y acabes ocupando un espacio en sus cabezas. Para ello, relaciónate continuamente con gente diferente, al final, acabarás encontrando a quien necesitas.

Si no persigues eso que hace que se te erice la piel, al final lo que queda, es solo un arrepentimiento inútil que acaba siendo de nuevo otra pérdida del poco tiempo que te queda. 
Por lo menos pruébalo...pruébalo las veces necesarias hasta que se te acabe el tiempo.

No cometas los fallos que yo cometí 

J. López




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Añade lo que creas conveniente, este blog se basa en la libertad, pero siempre con buenas formas