Datos personales

martes, 15 de mayo de 2012

Reflexión...

Ha veces pienso que deberíamos hacer más caso a nuestros instintos animales en ciertos momentos, o a la hora de tomar ciertas decisiones en la vida. Es más, no entiendo por qué ahora salen algunos gurús, diciendo que en nosotros, ya no nos queda nada de animal, y que estamos muy por encima de ellos, que dejemos de pensar ya en eso.

No entiendo por qué siempre tendemos a querer humanizar a los animales y comparar su inteligencia con la nuestra, cosa que nunca entenderé, ya que pienso que cada uno tiene la que necesita en su medio, o según sus características físicas. De hecho, en nuestro medio, hay personas que son verdaderamente poco inteligentes y no pasa nada. Incluso algunos de ellos dirigen países, o grandes empresas.
No sé de qué le servirá a un mono hacer raíces cuadradas, de hecho, aun no sé para qué me sirve a mí. Tampoco para qué querrá un guepardo saber utilizar un microondas. Esto parece una estupidez, pero me viene a raíz de algunos experimentos que se realizan con animales en algunos laboratorios. He visto en algún documental, a gente impresionarse una barbaridad, e incluso celebrar que el mono ha conseguido pasar las estúpidas pruebas que le ponían para coger un plátano. El caso es que me gustaría saber qué es lo que piensa el mono de todo esto, seguro que no tiene desperdicio.
Cuando veo a un impala cruzar el rio lleno de cocodrilos, o agacharse a beber en él con el riesgo que corre, me da que pensar, ya que ese animal, para conseguir su objetivo de vida, tira de su instinto y prioriza en muy pocos segundos. O muere de hambre si no cruza el rio, o muere en las fauces de un cocodrilo. No hay elección, si no cruza el río, muere de hambre seguro y quedaría solo. De las fauces de un cocodrilo se puede escapar si es más rápido y más ágil que él.
Hay veces que las personas tardamos demasiado tiempo en tomar la decisión de cruzar ese río, por todos los miedos que los tiranos nos han inculcado, incluso algunos padres con su buena fe de ayudarnos. Esto hace que nos vayamos de este planeta, sin cumplir nuestro objetivo de vida, o sin encontrar nuestro sentido de vida, el para qué estamos aquí, el desarrollar nuestra habilidad innata en donde nosotros nos sintamos más cómodos y felices.
Cuando somos mayores, le decimos a los más jóvenes, que no cometan el mismo error que nosotros, y esos jóvenes cuando son mayores, se lo dicen a los que vienen detrás. El caso es que esto se convierte en un círculo de consejos que no llegan a ningún sitio.
Conozco a algunas personas que tienen talento para hacer un montón de cosas que les llenarían mucho más , sin embargo trabajan en fábricas apretando botones, o cogiendo llamadas en una centralita…un desperdicio para él, y para todos nosotros, ya que nunca podremos aprender nada de lo que llevan dentro.
Yo por mi parte, no pienso renunciar a mis instintos animales, que sé que continúo teniendo, porque los siento en algunas ocasiones.
Estoy cruzando el río ahora, quizás un poco tarde, y voy por el medio. No sé si me comerá un cocodrilo, pero lo que tengo bien claro, es que cuando tenga 70 años, siempre podré decir que lo intenté.
Y tú…¿qué dirás?

J.López


1 comentario:

  1. Que tienes toda la razón del mundo. Que desgraciadamente somos peor que los monos, porque tenemos inteligencia, y ese instinto animal que comentas. Sin embargo estamos sometidos a continuos análisis por parte de los políticos y poderosos, sin que nadie saque sus propias ideas para diferenciarnos del mono.
    La diferencia del comportamiento del mono y del hombre, es que el mono es forzado a hacer lo que no quiere o no puede y el hombre se somete a todo lo que le impongan a cambio de promesas falsas. Entonces, ¿quien es más inteligente?, el mono que consigue el platano aunque tenga que hacer lo que no comprende, o el hombre que hace lo que no quiere y no consigue nada.

    ResponderEliminar

Añade lo que creas conveniente, este blog se basa en la libertad, pero siempre con buenas formas