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lunes, 28 de noviembre de 2011

Entrevista a Eduard Punset

 

El divulgador científico y escritor catalán Eduardo Punset, que dirige el programa ‘Redes’ de La 2 de TVE, recibe a la Revista entre! en el Teatro Quinto de Madrid. Este abogado y economista ha conseguido que miles de personas se interesen por la ciencia, la comprendan con sencillez y descubran los más recientes avances en torno al ser humano, su mente y sus emociones. A través de sus numerosos libros y sus programas televisivos, los ciudadanos han escuchado por primera vez eso de que no están programados para morir. Que no se sabe bien que se muere en ellos cuando se mueren, ya que están hechos de átomos y los átomos son eternos. Que necesitan a los demás, porque hace miles de millones de años ya había en una charca una bacteria que lanzaba señales preguntando: “¿Hay alguien ahí?”. Que la felicidad es la ausencia de miedo y que la felicidad está en la sala de espera de la felicidad. Que el amor sigue siendo lo que era hace dos mil millones de años: un instinto de supervivencia. Que hay mucha vida antes de la muerte y que cambiar de opinión cuesta mucho.

El record mundial de longevidad está en 122 años. Nuestra esperanza de vida ha crecido en las últimas décadas cuantitativa y cualitativamente…¿Hay entonces mucha vida antes de la muerte?

Hace sólo 100 años la esperanza de vida era la misma que hoy en día en Sierra Leona, es decir, 30 años. Uno venía al mundo, aprendía a hablar, a cazar, si era mujer daba a luz, tenía los hijos y se moría. Ante esas circunstancias, es lógico que sólo te preocupe si hay vida después de la muerte. Ni Dios se ocupaba de la vida antes de la muerte, porque no la había. Es la primera vez en la historia de la evolución que tenemos futuro. Tenemos 40 años de vida redundante en términos biológicos. Hemos hecho todo lo que teníamos que hacer y encima nos quedan 40 años. La ciencia no sólo se ha preguntado si había vida antes de la muerte sino cómo podía haber una vida mejor.
Vivimos en un mundo de mucho estrés, en el que todo ocurre muy deprisa, casi sin darnos cuenta. Apenas recordamos lo que hicimos hace un par de días. ¿Hacia que mundo nos dirigimos?

Ahora tenemos un concepto que se llama inteligencia social, que es extremadamente relevante para la innovación y para una vida mejor. Sin este concepto, sin contacto de un cerebro con otro cerebro, y de este cerebro con un colectivo, no hay innovación. El gran descubrimiento ha sido eso que llaman, de manera muy torpe, multidisciplinariedad de la innovación. Simplemente hay que destacar lo relacionada que están las cosas. Las redes sociales, por ejemplo. Estamos marchando hacia un mundo que nos aleja del mundo solidario de la tribu en el que se vivía antes. El mundo va camino de un solo gobierno a nivel global.
¿Ha perdido fuelle el pensamiento religioso frente al científico?

La religión también está clara y la hemos estudiado. La gente religiosa tiende a ser ligeramente más feliz que la gente que no es religiosa. Dicho esto hay que decir que la religión va perdiendo terreno ante el pensamiento científico. El pensamiento dogmático, el pensamiento sobrenatural es todavía muy grande, atronadoramente inmenso –toca madera, dice todavía la gente- con respecto al naciente y minúsculo conocimiento científico.
¿Qué sabemos hoy que no sabíamos hace unos pocos de años?

Pues sabemos cosas que hemos podido demostrar con experimentos científicos como, por ejemplo, que hay que distinguir entre la ansiedad y el miedo. La ansiedad nos pone en estado de alerta, que es útil delante de un examen, delante de un viaje…pero no hay que confundirlo con el miedo. Hay que huir del miedo, porque paraliza, afecta incluso a la mestruación de las mujeres. La felicidad es la ausencia de miedo.
Hablando de la felicidad. Se ha concluido que el dinero no es un factor clave para que nos sintamos más felices. ¿Por qué?

Cuando se han estudiado las dimensiones de la felicidad se ha visto claramente que hay factores, como la relación personal o tener el sentimiento de que controlas algo de tu vida o tener la sensación de que te estás sumergiendo en un proyecto que te interesa, que tienen una correlación directa con la felicidad. En cambio el dinero no. Si uno está por debajo de un nivel de subsistencia, la felicidad es igual al dinero. Pero cuando has alcanzado este nivel de subsistencia mínimo, el dinero aparece como uno de los factores menos relevante. Es una fuente de inseguridad, de ansiedad…de todo menos de felicidad.
¿Lo más importante son las pequeñas cosas que nos rodean, como dice la canción de Joan Manuel Serrat?

Así es. Tienen una gran importancia para nuestro desarrollo. Ahora sabemos que no se puede estar de mal humor todo el rato en una empresa, porque ésta es la mejor manera para que quiebre. El jefe de departamento o el jefe de sección que no sepa trabajar en equipo, de una manera solidaria, altruista, no necesariamente competitiva, está avocado al fracaso y al de la empresa.

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